Presentación

 

Joseph Ratzinger. Su perspectiva teológica

 

 

DOI: https://doi.org/10.53439/stdfyt50.25.2022.169-170

 

 

Basta conocer un poco de Teología para entender que el siglo XX ha sido un período de una riqueza excepcional, del cual todavía podemos seguir aprendiendo. En ese tiempo Dios suscitó para su Iglesia numerosos fieles que, arraigados en la tradición, pensaron la fe abiertos a nuevos interrogantes. Entre ellos se encuentra Joseph Ratzinger (1927- ), a quien Studium ha querido dedicar un número.

La figura de Ratzinger resulta especialmente atractiva por diversas razones. En primer lugar, porque a través de su obra es posible entrar en diálogo prácticamente con la totalidad del universo de la Teología: cuestiones bíblicas, sistemáticas, históricas, litúrgicas, espirituales, metodológicas, morales, disciplinares, pastorales, y demás. En segundo lugar, porque su biografía intelectual permite recorrer las vicisitudes teológicas de la Iglesia contemporánea: antes, durante y después del Concilio Vaticano II. En efecto, no son muchos los teólogos de los que pueda decirse que su reflexión haya gravitado en la vida eclesial, de manera ininterrumpida, a lo largo de seis décadas. En tercer lugar, por su capacidad para expresar la Teología en los más diversos registros: como profesor, predicador, polemista, catequista, académico o pastor. Esta cualidad va unida al don de una extraordinaria claridad. Ratzinger transmite sus ideas no solo de manera sencilla y eficaz, sino también bella.

La elección como Papa en 2005 hizo posible que su pensamiento fuera conocido hasta el último rincón de la Iglesia, y aún más allá. Mientras ocupó la cátedra de Pedro resultó admirable constatar cómo Benedicto XVI, el anciano pontífice, frágil en su porte pero robusto en sus convicciones, enseñaba a todos las verdades elementales de la fe, con cariño de padre, sin enredarse en las sutilezas de los especialistas, pero sin tampoco resignar profundidad.

Este número dedicado a Joseph Ratzinger reúne contribuciones de investigadores de diversos países. En un primer momento, Manuel Aroztegi estudia un tema por el que Ratzinger ha sentido siempre un especial interés: la interpretación de la Biblia. El autor procura precisar cuál es, en opinión del teólogo alemán, la especificidad de la exégesis histórico-crítica. La dificultad no reside en su pertinencia o no, ya que ella fue asumida claramente en Dei Verbum 12, sino en el lugar que ocupa en el contexto más amplio de una hermenéutica creyente.

Tracey Rowland aborda luego la cuestión de la verdad, que en la cultura contemporánea no resulta nada fácil. La originalidad de la teóloga australiana consiste en mostrar cómo Ratzinger relaciona la verdad cristiana con otros temas de interés general: el amor, la razón, la tolerancia, entre otros. Por su parte, Pablo Blanco Sarto muestra la presencia de santo Tomás de Aquino en el pensamiento de Ratzinger, algo no tan reconocido, seguramente por el eclipse generado por el otro gran maestro medieval: san Buenaventura.

La contribución de Miguel Ángel Pastorino se centra en los desafíos que la Modernidad le plantea a la fe cristiana, y cómo Ratzinger procura reencauzar el entendimiento mutuo desde una renovación filosófica que recupere su vocación socrática. Finalmente, Andrés Di Ció ofrece una presentación general de la Teología de la liturgia de Ratzinger, en la que no solo se pone de manifiesto la dinámica trinitaria del culto cristiano, sino que se postula la impostación litúrgica de toda la Teología.

El presente número no es simplemente un homenaje al “humilde trabajador en la viña del Señor”. Se trata, más bien, de seguir asimilando la gracia de una teología eclesial que, desde Cristo, quiere salir al encuentro de toda la creación.

 

Andrés F. Di Ció

Universidad Católica Argentina, Buenos Aires, Argentina

CEOP, Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino,

Buenos Aires, Argentina

andres.dicio@unsta.edu.ar

ORCID: 0000-0001-7936-2036

 

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