Presentación
Presentation
Tomás de Aquino, tomismos y ciencias naturales
Segunda parte
DOI: https://doi.org/10.53439/stdfyt56.28.2025.233-235
Los artículos de este segundo volumen dedicado a explorar las relaciones entre el pensamiento de santo Tomás de Aquino y las ciencias naturales profundizan en la fecundidad contemporánea del tomismo como perspectiva filosófica capaz de dialogar críticamente con los desarrollos científicos y con las transformaciones culturales que de ellos se siguen. De este modo, en el presente volumen se amplía y diversifica la reflexión mostrando la vitalidad de la tradición tomista en su contacto con la historia de la ciencia, la filosofía de la naturaleza y la teología contemporánea.
Juan José Sanguineti ofrece una profunda panorámica de la relación entre el tomismo y las ciencias contemporáneas. En un recorrido que combina rigor histórico y análisis epistemológico, Sanguineti revisa la evolución de la filosofía natural aristotélico-tomista desde sus orígenes hasta su confrontación con el mecanicismo moderno y el positivismo. El autor muestra cómo, tras la separación moderna entre filosofía y ciencia, el tomismo ha mantenido una vocación de diálogo fundada en la noción de causalidad y en la confianza en la inteligibilidad del mundo natural. Frente a los reduccionismos materialistas y a las pretensiones de autosuficiencia epistemológica de las ciencias, Sanguineti reivindica la posibilidad de una lectura filosófica del saber científico que, sin invadir su autonomía, lo integre en una comprensión más amplia del ser. Su artículo constituye, así, una invitación a repensar la filosofía tomista como una plataforma de encuentro entre las distintas racionalidades que configuran la cultura contemporánea.
El segundo artículo, de Oscar Beltrán, examina el pensamiento de Jacques Maritain en torno a la teoría de la evolución, situándolo dentro del movimiento neotomista del siglo XX. Beltrán reconstruye el itinerario intelectual de Maritain, destacando su vocación por el diálogo interdisciplinar y su convicción de que la ciencia y la filosofía deben reconciliarse en una “armonía vital y espiritual”. A través de un minucioso análisis de sus textos y de su correspondencia con Étienne Gilson, el autor muestra cómo Maritain acepta el hecho de la evolución sin renunciar al marco metafísico del tomismo, proponiendo una comprensión jerárquica de los distintos órdenes del saber. Así, Beltrán muestra que, para Maritain, la filosofía de Tomás aparece no como un sistema cerrado, sino como un dinamismo intelectual siempre capaz de integrar nuevos conocimientos sin perder su orientación hacia la verdad.
A continuación, Ignacio Silva propone una reflexión de actualidad metodológica. En este trabajo se articula la tradición tomista con los desarrollos recientes de la llamada science-engaged theology, mostrando que el propio Tomás practicó una forma de teología informada por la mejor ciencia de su tiempo. El artículo examina ciertos antecedentes históricos de esta apertura –desde la encíclica Aeterni Patris hasta los manuales neotomistas de Mercier, Hugon y Gredt– y argumenta que, en lugar de un tomismo meramente regulador de la ciencia, es posible recuperar un “tomismo comprometido con la ciencia”. Esta propuesta, que busca superar tanto la subordinación de la teología a los hallazgos empíricos como su aislamiento frente a ellos, reivindica la vigencia del tomismo como camino de diálogo crítico y creativo con el conocimiento natural contemporáneo. El artículo ofrece, en definitiva, una relectura del tomismo como tradición viva, en la que la apertura intelectual de santo Tomás se convierte en modelo para el quehacer filosófico y teológico actual.
El cuarto trabajo, de Ignacio Enrique del Carril, se centra en la figura del dominico Juan González Arintero, pionero del neotomismo científico de fines del siglo XIX. A partir del contexto de la renovación intelectual promovida por León XIII y la Aeterni Patris, del Carril examina el esfuerzo de Arintero por conciliar la teoría de la evolución con la metafísica tomista y con la doctrina católica. El autor reconstruye la distinción arinteriana entre “especie orgánica” y “especie ontológica” como clave de una síntesis que evita tanto la intransigencia teológica como el cientificismo reductivo. El estudio pone de manifiesto la lucidez con que Arintero comprendió que las verdaderas tensiones entre ciencia y religión no surgen del descubrimiento empírico, sino de las extrapolaciones filosóficas indebidas. En su relectura, la obra del fraile dominico aparece como un testimonio temprano y ejemplar de la apertura de la Iglesia a la ciencia moderna, anticipando muchas de las actitudes que hoy definen un tomismo dialogante y crítico.
El último artículo del volumen es el de Oskari Juurikkala y Martín Luque, en el que se ofrece un diálogo entre la investigación neuroteológica contemporánea –particularmente el trabajo de David Yaden y Andrew Newberg en The Varieties of Spiritual Experience (2023)– y el marco filosófico-teológico de santo Tomás de Aquino. A partir del análisis de los desencadenantes, la tipología y los efectos de las experiencias espirituales, los autores muestran cómo ciertas categorías tomistas como el hilemorfismo, la capacidad natural del ser humano para Dios (capax Dei), la relación entre naturaleza y gracia, así como la teoría de las virtudes, permiten una interpretación más profunda de los fenómenos espirituales que hoy estudian la psicología y la neurociencia. El artículo revela la fecundidad del tomismo para integrar las dimensiones biológicas, psicológicas y espirituales de la experiencia humana sin reducirlas a un único nivel explicativo. Frente al agnosticismo metodológico de la neuroteología, Juurikkala y Luque proponen un modelo de diálogo crítico que reconoce la autonomía de los datos empíricos, pero los inserta en una visión unitaria del ser humano, abierta a la trascendencia y a la acción de la gracia.
En conjunto, las contribuciones reunidas en este segundo volumen prolongan y enriquecen la labor iniciada en el primero, mostrando que el tomismo, lejos de ser un legado del pasado, constituye una tradición intelectual viva, capaz de nutrir una reflexión interdisciplinaria sobre los problemas más acuciantes de nuestro tiempo. La fidelidad de santo Tomás de Aquino a la razón y su confianza en la inteligibilidad del mundo siguen inspirando, ocho siglos después, el esfuerzo por tender puentes entre las ciencias naturales, la filosofía y la teología. Estos dos números de Studium quieren ser, en esa línea, una nueva invitación a continuar ese diálogo con la misma serenidad, rigor y apertura que caracterizaron al Doctor Angélico.
Ignacio Silva
Universidad Austral, Buenos Aires, Argentina
IASilva@austral.edu.ar
ORCID: 0000-0002-1419-688X
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