Itinerantes. Revista de Historia y Religión 16 (ene-jun 2022) 54-76
On line ISSN 2525-2178
https://doi.org/10.53439/revitin.2022.1.04
La red de la sociología de la religión entre América Latina y Europa, proyecto científico y compromiso social: el caso de la Federación Internacional de Investigaciones (FERES, 1958-1976)
The sociology of religion network between Latin America and Europe, scientific project and social commitment: the case of the International Research Federation (FERES, 1958-1976)
Caroline Sappia
Université Catholique de Louvain/UCL, Bélgica
Resumen
En este artículo, exploraremos las contribuciones de la FERES - Federación Internacional de Investigaciones Socio religiosas, fundada en 1958 entre Bélgica y Suiza, con el propósito de investigar el estado de la Iglesia en América Latina – en la elaboración de las premisas de la teología de la liberación. Nuestra hipótesis es que la FERES, los Centros Latinoamericanos de Sociología de la Religión que participaron en esta investigación -incluso fueron fundados en esta ocasión- y su sede latinoamericana, con base en Bogotá desde 1964, contribuyeron a la formación de una conciencia eclesial y social en América Latina, como continuación de la acción del CELAM. La publicación y difusión, en 1964, de una síntesis de los 40 volúmenes de esta investigación destinada a los obispos conciliares también contribuyó a sensibilizar a un amplio público sobre las carencias de la Iglesia Católica latinoamericana y sobre los contextos socioeconómicos de América Latina. Evaluaremos cómo el trabajo de la FERES favoreció esta toma de conciencia y puso en la agenda los temas centrales de la futura teología de la liberación. Se estudiarán en particular las contribuciones de dos sociólogos de la religión, muy influyentes en la acción de la FERES en América Latina: el belga François Houtart y el colombiano Gustavo Pérez.
Palabras clave: América Latina, catolicismo, CELAM, Europa, sociología de la religión, teología de la liberación.
Abstract
In this article, we explore the contributions of FERES - the International Federation for Socio-religious Research, founded in 1958 between Belgium and Switzerland in the context of research on the state of the Church in Latin America - to the development of the premises of liberation theology. We assume that FERES, the Latin American centers for the sociology of religion which participated in this research -or even were founded on this occasion- and its Latin American headquarters, based in Bogotá from 1964 onwards, contributed to the formation of an ecclesial and social consciousness in Latin America, as a continuation of the action of CELAM - first generation. The publication of a synthesis of the 40 volumes of this research for the conciliar bishops also allowed a wide dissemination and awareness of the shortcomings of the Latin American Catholic Church and the Latin American socio-economic contexts. We will assess how the work of FERES contributed to this awareness and put on the agenda the central subjects of the future liberation theology. In particular, we will study the contributions of the two sociologists of religion at the heart of FERES' work in Latin America: the Belgian François Houtart, and the Colombian Gustavo Pérez.
Key words: Latin America, Catholicism, CELAM, Europe, sociology of religion, liberation theology
Fecha de envío: 21 de marzo de 2022
Fecha de aceptación: 26 de junio 2022
Nuestro artículo se propone contribuir a llenar un vacío historiográfico sobre esta historia conectada de la sociología de las religiones (Blasi & Giordan, 2015; Lassave, 2019), a partir de los archivos de la Federación de Institutos de Investigación Social y Sociorreligiosa (FERES), conservados en los archivos de la Université Catholique de Louvain (AUCL-FH), entrevistas y autobiografías de François Houtart y Gustavo Pérez Ramírez. El empleo de estas fuentes nos permitirá realizar un balance de los trabajos de esta red institucional y de personas a ambos lados del Atlántico, especialmente en Bélgica, Chile y Colombia.
En 1958 se fundó la FERES con el apoyo de Mons. Luigi G. Ligutti, observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) (Yzermans, 1976). La FERES surgió cuando la sociología de la religión se estaba estructurando como disciplina de estudio, desde hacía aproximadamente diez años. El objetivo de la FERES era llevar a cabo investigaciones con el fin de analizar y comprender los fenómenos sociales y religiosos en la sociedad contemporánea, en particular para apoyar a la Iglesia en el cumplimiento de su misión. La Encuesta sobre el cambio social y religioso en América Latina fue la primera investigación coordinada, desde la FERES, por el sociólogo y sacerdote belga François Houtart.
En vísperas del Concilio Vaticano II, Houtart movilizó a investigadores en el espacio “euroamericano” (Compagnon, 2009). De este modo, tejió vínculos entre investigadores católicos de ambos lados del Atlántico, a partir de redes de afinidades teológicas y pastorales. Estos estudiosos eran exalumnos latinoamericanos de la Universidad Católica de Lovaina, clérigos belgas residentes en América Latina, e integrantes de redes vinculadas a la Acción Católica, en particular, a la Juventud Obrera Cristiana (JOC).
La “Encuesta sobre el cambio social en América Latina” fue el primer trabajo de la FERES, realizado entre 1958 y 1962, y publicado, en unos cuarenta volúmenes en español, entre 1961 y 1965. También se editó una síntesis del estudio que fue objeto de varias publicaciones, una de las cuales se distribuyó a los obispos en el Concilio Vaticano II. La encuesta representó un diagnóstico profundo del estado del catolicismo latinoamericano y, más ampliamente, de los contextos sociales, políticos, económicos y religiosos del continente. Estas encuestas servirían de base para la elaboración de estadísticas sobre el catolicismo a nivel nacional en muchos países.
Para este primer gran proyecto de investigación, la FERES tomó como base teórica la sociología funcionalista y la noción de “cambio social”.1
Como escribió Houtart en 1961,
La única constante en una sociedad es que está en estado de cambio. Algunos cambios afectan tanto a la sociedad y a la cultura que pueden calificarse de globales. Ningún elemento del conjunto sociocultural se mantiene inmóvil en este proceso y su interacción es tal, que el cambio se acelera. Cuando las causas de esta puesta en marcha son tales que también son muy rápidas, hablamos de ‘cambio social’. (...) Según la teoría funcionalista, los cambios pueden afectar al sistema social o, por el contrario, provocar el nacimiento de un nuevo sistema social (1961: 63-63).
A través de esta investigación, Houtart pretendía analizar el desfase entre los elementos del sistema sociocultural, provocado por los cambios sociales en América Latina, para estudiar específicamente los efectos de esta dinámica sobre el catolicismo y, más ampliamente, sobre las religiones. Así, las investigaciones se centrarían en temas amplios y transversales que afectaban a las sociedades latinoamericanas en su conjunto, como la educación, la demografía, el mundo del trabajo y el sindicalismo, la urbanización, el mundo rural, la política, las estructuras sociales, las religiones y creencias (protestantismo y espiritismo), así como la Iglesia católica (sus estructuras, seminarios, sacerdocio, liturgia y catequesis).
En definitiva, en este artículo, nuestro proyecto es analizar cómo, en vísperas del Concilio Vaticano II, se formaron las redes de sociología de la religión entre Europa y América Latina -de personas y de instituciones-, con el proyecto de realizar esta Encuesta sobre el cambio social y el estado de la Iglesia en América Latina. También observaremos cómo evolucionaron las posiciones de la FERES y de sus principales actores sobre la situación de la Iglesia católica en América Latina después del Concilio, a través de la publicación de la síntesis en varios idiomas. De este modo, analizamos cómo la FERES fue una red de investigación intercontinental, esencial a ambos lados del Atlántico, y un instrumento para el conocimiento de realidades comunes a escala continental, en los planos sociológico, demográfico y también eclesial.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la sociología de la religión se desarrolló y estructuró en círculos científicos predominantemente cristianos, tanto en Estados Unidos como en Europa. El objetivo era comprender la evolución de las prácticas religiosas en sociedades cristianas, marcadas por la Shoah y que experimentaban los signos claros de secularización. La encuesta latinoamericana coordinada por FERES, entre 1958 y 1962, debe situarse en este contexto y en la dinámica de creación de sociedades y revistas científicas de sociología de la religión (Lassave, 2019; Tschannen, 1992).
En Estados Unidos, la Society for the Scientific Study of Religion (SSSR) se fundó en 1949, y publicó su Journal for the Scientific Study of Religion (JSSR) en octubre de 1961. Su objetivo era publicar artículos sobre religión, elaborados desde la perspectiva de varias disciplinas científicas (Kallen y Pemberton, 1961). La Religious Research Association (RRA) fue fundada en 1951 por el Institute of Social and Religious Research con el apoyo del Federal Council of Churches, un organismo ecuménico cristiano estadounidense.
En Europa, ya en los años 30, la sociología religiosa comenzó a desarrollarse en los círculos católicos franceses gracias a los trabajos del sacerdote y sociólogo de la Sorbona, Gabriel Le Bras. Le Bras había respondido al llamado de Marcel Mauss, para extender la disciplina sociológica estudiada por Durkheim a la religión (Dobbelaere, 2000). Sin embargo, recién en 1956 se fundó la revista francesa Archives des Sciences Sociales des Religions para difundir las investigaciones de la escuela francesa (Lassave, 2018 y 2019). En Bélgica, ya en 1947, el sociólogo y sacerdote belga Jacques Leclercq, profesor de la Universidad Católica de Lovaina, reunió a investigadores y profesores belgas, franceses y holandeses para intercambiar información sobre sus temas y métodos de investigación en sociología religiosa (Poulat, 1990). Estos investigadores, de instituciones católicas, decidieron entonces organizar reuniones periódicas, durante las Conferencias Internacionales de Sociología Religiosa (ICRS), cuya primera edición tuvo lugar en 1948.2
Durante los primeros años, la filiación religiosa fue un punto de tensión para los participantes en las conferencias. Todavía no era el tiempo del ecumenismo y un planteo se volvía recurrente: ¿había que ser católico, o incluso sacerdote o religioso, para hacer sociología religiosa y participar de estos encuentros? En un principio, se manifestaron diversos enfoques, que combinaron la celebración de misas y momentos de oración, discusiones teológicas, e intensos debates académicos sobre la sociografía religiosa de la época. Solo a partir de los años 60 y 70, se definió un proyecto netamente científico, y se abrió el espacio a todas las filiaciones cristianas.
Paralelamente, en los Países Bajos, Georges Zeegers, profesor de la Universidad Católica de Nimega, fundó en 1953 la revista Sociaal Kompass, cuyo objetivo era publicar los resultados de los debates celebrados durante las CISR. De hecho, en la inmediata posguerra, más precisamente en 1946, Zeegers había fundado el Katholiek Sociaal-Kerkelijk Instituut, KASKI, primer instituto católico de investigación en sociografía religiosa creado en Europa. Su intención era ofrecer a la Iglesia católica holandesa documentación sobre el catolicismo y sobre la evolución religiosa, especialmente protestante, en los Países Bajos. El KASKI también se encargó de investigar el catolicismo alemán y austríaco de la posguerra, lo que condujo a la creación de dos centros KASKI asociados. Estos tres centros constituirían el punto de partida para la fundación, en 1955, del Instituto Católico Internacional de investigación socio-eclesiástica (ICARES), primer intento de coordinación entre institutos de investigación en sociología de la religión en Europa. Bajo la dirección de Zeegers, con sede en Ginebra, el ICARES solo funcionó entre 1955 y 1958. En los hechos, el carácter centralizador del Instituto, y de su director, que dejaba poco espacio a la autonomía de los centros nacionales afiliados, especialmente los que no pertenecían al KASKI, obstaculizó su funcionamiento. Esto explicaría el apoyo logrado por la nueva iniciativa de los antiguos miembros del ICARES para crear una nueva federación -en el sentido amplio del término- que promoviera la autonomía de los centros y la colaboración entre los investigadores a nivel europeo y a nivel mundial, perspectiva que resulta innovadora para esta época preconciliar.
Así, en 1958, nació la Federación Internacional de Institutos de Investigaciones sociales y socio-religiosas (FERES), también con sede en Ginebra, para marcar la continuidad con el proyecto ICARES. Esta nueva federación constituyó la estructura institucional que promovería las primeras grandes investigaciones en sociología de la religión en el continente latinoamericano. Sus objetivos eran los siguientes:
Analizar y explorar el fenómeno social y religioso que opera en la sociedad contemporánea. Los datos de estas investigaciones pueden ayudar a la Iglesia a cumplir su misión en el mundo y contribuir a su desarrollo. Los contactos entre los miembros de los institutos de investigación afiliados permiten intercambiar información sobre el desarrollo de la investigación y la coordinación de tareas comunes. FERES es una federación que promueve la colaboración de los centros existentes y los apoya. También contribuye a la fundación de nuevos centros.3
La creación de la FERES fue el resultado del encuentro de dos hombres de Iglesia, sensibles a la problemática social y eclesial de América Latina en los años 50: François Houtart, sacerdote y sociólogo belga, y Luigi Ligutti, estadounidense y observador del Vaticano en la FAO. Mientras Ligutti aportaría los fondos para este estudio, Houtart sería el puntal en su ejecución.
François Houtart (1925-2017), joven sociólogo belga, fue una de las personalidades que impulsó la creación de la FERES y la coordinación de la “Encuesta sobre el cambio social en América Latina”. Ordenado sacerdote en 1949, se graduó en ciencias sociales en la Universidad de Lovaina en 1952, mientras trabajaba, con Joseph Cardijn, en la Juventud Obrera Cristiana (JOC). Más tarde, viajó a Chicago para formarse en urbanismo, y conoció los nuevos métodos sociográficos, aplicados al estudio de las prácticas del catolicismo en la diócesis de la ciudad de Chicago. En 1953, antes de regresar a Bélgica, Houtart viajó durante seis meses por América Latina, recorriendo las secciones de la JOC, lo que lo acercó a la comprensión del contexto latinoamericano desde la visión popular, a conocer el contexto eclesial latinoamericano y a constatar la brecha entre las clases sociales (Sauvage, 2017; Tablada Pérez, 2018).
De regreso en Bélgica, en 1954, Houtard participó por primera vez en las Conferencias Internacionales de Sociología de la Religión. Invitado por Jacques Leclercq, dio una conferencia sobre su viaje y su experiencia en América Latina. En 1955, a petición del cardenal Jozef-Ernest Van Roey, Houtart creó el primer Centro de Investigación socio-religiosa de Bélgica, en el seno de la Conferencia Episcopal Belga. También fue secretario de las Conferencias Internacionales de Sociología de la Religión, entre 1956 y 1965. Por todo lo expuesto, desde mediados de los años 50, François Houtart estaba ubicado en la vanguardia de las redes de sociología de la religión, tanto a nivel nacional como internacional.
En esta época, Houtart publicó, en la revista católica estadounidense Commonweal, un artículo con sus observaciones sobre el catolicismo latinoamericano (Houtart, 1955). Monseñor Ligutti, gran animador del Movimiento Católico por la Vida Rural en los Estados Unidos y, desde 1946, observador de la Santa Sede en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), reprodujo el artículo y lo distribuyó entre sus diversos contactos (Tablada Pérez, 2018: 80-81). Poco después, Ligutti propuso al sociólogo belga realizar una investigación, similar a la que se había llevado a cabo en Chicago, en toda América Latina. Ligutti era secretario ejecutivo de la National Catholic Rural Life Conference (NCRLC) desde 1940 -lo fue hasta 1959 (Bovee, 2010). En este carácter, había realizado numerosos viajes a América Latina, entre 1943 y 1944, para la organización de conferencias internacionales sobre la vida rural, desarrollando múltiples conexiones con la jerarquía de la Iglesia latinoamericana. A Ligutti le inquietaba el “antiyanquismo”, muy presente al sur del Río Grande, y el desarrollo del comunismo en Latinoamérica, lo que motivaría sus iniciativas para lograr un mejor conocimiento de las sociedades latinoamericanas (Bovee, 2010; Yzermans, 1976: 149-170).
Tras establecer diversos contactos en el Vaticano y con las principales fundaciones estadounidenses, en 1957 Monseñor Ligutti obtuvo fondos de la Homeland Foundation para la investigación proyectada. Se trataba de una fundación creada por uno de sus estrechos colaboradores, el industrial católico Chauncey Stilmann, para financiar los proyectos de la National Catholic Rural Life Conference (Bovee, 2010: 172-173). Aún debía definirse la institución que asumiría este amplio proyecto: con este fin, François Houtart promovió la creación de la FERES, siguiendo el impulso de ICARES, pero con un marco más flexible y amplio, que permitiera la coordinación de las investigaciones a escala intercontinental.
Para que el proyecto se hiciera realidad, Houtart necesitaba ganar apoyos y crear una red de investigadores con conocimientos sobre América Latina tanto en Europa como en la misma América Latina.
La primera etapa, para la coordinación de la primera investigación de la FERES en y sobre América Latina, fue formar una red de colaboradores cercanos y conocedores de América Latina en Europa: académicos que hubieran trabajado en América Latina y latino-americanos graduados en universidades europeas. Luego, a través de estos colaboradores, se tejería la red intercontinental con América Latina.
François Houtart formó el equipo de coordinación de investigación de la FERES, con el apoyo de dos sociólogos franceses vinculados a las Facultades Católicas de Lyon: el jesuita Émile Pin y el laico Jean Labbens. Émile Pin, doctor en sociología por la Universidad de Lyon, era profesor de ciencias sociales en la Universidad Gregoriana y estaba regresando de una estancia posdoctoral en la Universidad de Chicago. Jean Labbens, filósofo y sociólogo, había enseñado sociología en la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, en 1951, y en la Universidad de São Paulo, en 1952 (Chatelan, 2019: 21-26). Ambos habían coordinado el censo de práctica dominical en la zona de Lyon, en 1954, y tenían experiencia internacional en Estados Unidos y América Latina. Los tres miembros del equipo elaboraron un detallado plan de investigación, así como una lista de contactos, de investigadores integrantes de sus redes europeas y latinoamericanas. De este modo, pretendían obtener el mayor provecho de los escasos centros católicos de investigación en sociología de la religión, que existían en América Latina y, como veremos, fomentar la creación de nuevos círculos.
El proceso de creación de la red de apoyo para esta vasta investigación se inscribió en un período especialmente dinámico de las relaciones entre la Santa Sede y América Latina. A fines de los años 40, el Vaticano había comenzado a prestar especial atención al llamado “continente católico” por varias razones: proporcionalmente, la mayoría de los católicos del mundo vivía en América Latina; la falta de personal eclesiástico era evidente; y se sentía la competencia de las iglesias protestantes y el peligro del comunismo ateo.
También a fines de los años 50, la Santa Sede pidió a España y a Bélgica que formaran y enviaran sacerdotes a América Latina. Como respuesta, en 1949, fue fundada la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana, en España, y, en 1953, se creó el Colegio pro América Latina en Lovaina, Bélgica. Tras la difusión de la encíclica Fidei Donum de 1957, se sumaron organismos equivalentes en Canadá (1959), Estados Unidos (1959), Alemania (1961), Francia (1961) e Italia (1962) (Chatelan, Routhier, Sappia, 2019). Esto permitió una circulación de sacerdotes - con formación académica - entre Europa, América del Norte y América Latina, que constituiría un importante apoyo para la creación de estas redes científicas.
En paralelo, a principios de los años 50, la Iglesia latinoamericana comenzó a estructurarse con la fundación del Consejo Episcopal Latinoamericano, el CELAM, en 1955, primera estructura episcopal a escala continental; de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) en 1959; y de la Comisión Pontificia para América Latina, en 1958, para centralizar las acciones de la Santa Sede en relación con las Iglesias latinoamericanas. A mediados de los años 50, el catolicismo europeo dirigía su mirada hacia América Latina, con particular interés, sobre todo por la presión revolucionaria marxista en la isla de Cuba.
La convergencia de esta cuestión geoestratégica de la Santa Sede en América Latina y de esta dinámica de investigación en sociología de la religión, desde el mundo católico, se traduciría en la “Investigación sobre el cambio social y religioso en América Latina”.
Esta encuesta fue, sin duda, el primer estudio de ciencias sociales a escala continental desde el mundo católico, en un momento en que la Santa Sede buscaba información sobre la situación del catolicismo en el mundo, así como sobre la de otras religiones consideradas como competidoras.4 Se trataba, pues, de un original y ambicioso proyecto de investigación, que resonó en los pasillos del Concilio Vaticano II con el apoyo de Dom Hélder Câmara y de Mons. Manuel Larraín, dos destacados líderes del CELAM. En particular Mons. Larraín solicitó a Houtart, perito del Concilio, que distribuyera los resultados de esta encuesta a los padres conciliares, para informarlos y sensibilizarlos sobre las realidades latinoamericanas. Esta encuesta fue también el punto de partida para la estructuración de la FERES, que trataría de extender su acción hacia otros continentes.
La investigación de la FERES sobre América Latina puede ser considerada como un encargo “euro-norteamericano” de la Iglesia católica, con el fin de informar a la Santa Sede sobre la evolución de las sociedades latinoamericanas. La cuestión de fondo era proporcionar datos al Vaticano para mantener la presencia e influencia católicas en América Latina frente a la amenaza comunista y la competencia protestante. Desde una perspectiva específicamente norteamericana – la de Mons. Ligutti y sus colaboradores- la investigación pretendía comprender mejor las raíces del “antiyanquismo” latinoamericano y, por ende, encontrar formas de remediarlo.
Como consecuencia, las áreas temáticas de la investigación reflejan estos objetivos. Sería ingenuo pensar que las problemáticas estudiadas eran de carácter neutral, a nivel geopolítico, teológico o pastoral, sobre todo en vísperas del Concilio Vaticano II. Desde el punto de vista de la FERES, el desafío era comprender la evolución de las sociedades latinoamericanas para preparar al catolicismo en su conjunto, y sobre todo a la institución eclesiástica, para los cambios que se aproximaban, en una perspectiva autodefinida como “progresista” y orientada hacia la justicia social. El equipo de investigadores contratado por la FERES sería indicativo de esta línea dentro de la Iglesia.
El establecimiento de una red de investigadores e instituciones de investigación en ciencias sociales de la religión, desde la Iglesia latinoamericana, fue una cuestión central en la ejecución del proyecto. Para el equipo de coordinación -Houtart, Pin y Labbens- era fundamental movilizar a los científicos del propio continente.
Por lo tanto, no se trataba de enviar a investigadores europeos a desarrollar tareas desde centros de investigación con sede en Europa, sino de apelar a los recursos académicos locales, lo que implicaba una perspectiva inusual en periodo preconciliar. Para ello, Houtart contaba ya con una red de contactos, establecida durante su viaje de 1954, y con un grupo de sacerdotes latinoamericanos, antiguos alumnos de ciencias sociales de la Universidad Católica de Lovaina. Entre ellos, las dos figuras clave eran dos sacerdotes: el colombiano Gustavo Pérez Ramírez y el brasileño Affonso Gregory. El tercer protagonista relevante sería el jesuita belga Roger Vekemans, que había llegado a Chile en 1957, para crear el Centro de Investigación y Acción Social, el CIAS.
El CIAS de Santiago de Chile y el Instituto Colombiano de Desarrollo Social (ICODES) fueron dos centros de referencia para el estudio latinoamericano proyectado. Por un lado, Houtart confiaba en el apoyo de los centros de investigación jesuitas, fundados en todo el mundo desde mediados de los años 50, especialmente en América Latina (Schnoor, 2019: 15 y ss). En cuanto al Instituto Colombiano de Desarrollo Social de Bogotá, fue creado, en 1958, por Gustavo Pérez Ramírez a su regreso de Lovaina (Pérez Ramirez, 2021: 84-87). Precisamente, el P. Gustavo Pérez inauguró, y coordinó más tarde, la FERES-América Latina, con sede en Bogotá en 1964, trasladada a Río de Janeiro en 1968.
Repasemos estos diferentes actores de la realización de la primera encuesta de FERES en América Latina: Gustavo Pérez Ramírez, Affonso Gregory y Roger Vekemans.
Gustavo Pérez Ramírez (Medellín, 1928) fue ordenado sacerdote en 1952, realizando luego estudios de ciencias sociales en Roma, en la Universidad Gregoriana, y de ciencias políticas y sociales, en la Universidad Católica de Lovaina. En Lovaina coincidió con su amigo y compatriota Camilo Torres Restrepo, también sacerdote y estudiante de ciencias sociales. Se habían conocido en el seminario de Bogotá, en 1947, tenían gran afinidad y compartían la preocupación por los más pobres y la justicia social. Al llegar a Bélgica, tras dos años en Roma, Pérez Ramírez conoció a François Houtart, a quien Torres ya había tratado en Colombia, en 1954. Para el joven sacerdote, fueron años intensos de formación y de descubrimiento en Europa. En su autobiografía, Pérez Ramírez (2021) describe con detalle sus numerosos viajes, y la curiosidad intelectual y cultural que lo llevó a los más diversos lugares de peregrinaje, desde el Norte al Sur de Europa y más allá de la Cortina de Hierro. Tras completar su licenciatura y su doctorado, sobre la reforma agraria en Colombia, Pérez Ramírez regresó a su país para servir a su Iglesia.
Con el apoyo del cardenal Cristanto Luque, Pérez Ramírez estableció un centro de investigación en sociología de la religión, en la perspectiva del propuesto por Houtart en Bélgica: el Instituto Colombiano de Desarrollo Social (ICODES). La intención no era otra que producir datos sobre el catolicismo en Colombia e informar a la Iglesia católica sobre la evolución de la sociedad colombiana. El ICODES fue la primera institución financiada por la FERES5 y serviría de principal enlace para la investigación sobre América Latina. El padre Gustavo Pérez viajó por todo el continente, para motivar a los investigadores y centros de investigación católicos para que apoyaran el proyecto, realizaran investigaciones y recogieran datos.
En Bogotá, se rodeó de amigos y familiares, como Camilo Torres Restrepo, que participó en la fundación de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, con el sociólogo colombiano Orlando Fals Borda. En 1961, Camilo Torres publicó un estudio sobre las escuelas radiofónicas de Sutatenza en colaboración con la socióloga colombiana Berta Corredor (Torres y Corredor, 1961). En ese mismo año, Isaac Wüst, sociólogo holandés, sacerdote y exalumno del Colegio para América Latina de Lovaina, viajó a Bogotá y participó en la encuesta de la FERES, publicando junto a Pérez Ramírez el volumen sobre la Iglesia en Colombia (Pérez y Wüst, 1961).6 Asimismo, Pérez Ramírez propuso a la antropóloga colombiana Virginia Gutiérrez de Pineda publicar una síntesis de su investigación sobre la familia en Colombia (Gutiérrez de Pineda, 1963).7 También a petición de Gustavo Pérez, Berta Corredor escribió una síntesis de datos sobre la familia en América Latina (Pérez Ramírez, 2013, p.87; Corredor, 1962). Además, Gustavo Pérez escribió los volúmenes sobre los seminarios y los seminaristas en América Latina (Pérez, 1961) y en Colombia (Pérez, 1962), así como sobre las estructuras demográficas y sociales en Colombia, en colaboración con el sociólogo belga Jean-Louis de Lannoy (Pérez y de Launnoy, 1961).
Durante la realización de las investigaciones, Houtart viajó a Bogotá en varias ocasiones, especialmente para la fase de redacción de la síntesis elaborada en las oficinas facilitadas por el CELAM (Tablada Pérez, 2018: 98). También participó en la redacción del volumen sobre los problemas de urbanización en América Latina (Calderón, Calle y Houtart, 1963).
Tras la finalización de la encuesta de la FERES sobre América Latina, Gustavo Pérez Ramírez orientó las actividades del ICODES hacia el estudio de los medios de comunicación y la investigación demográfica, argumentando sobre la importancia del control de la natalidad en los países en desarrollo, y asumiendo un posicionamiento fuerte contra las prescripciones de la Iglesia Católica. Por otra parte, la incorporación de Torres Restrepo al Ejército de Liberación Nacional y su muerte en combate, el 15 de febrero de 1966, no dejó de tener consecuencias para Pérez Ramírez, por su amistad, su afinidad ideológica y su formación común en Lovaina. Aun cuando la jerarquía eclesiástica latinoamericana temía que Gustavo Pérez siguiera el mismo camino que su amigo Camilo Torres, en 1968 Pérez fue invitado a la Conferencia Episcopal de Medellín para hablar sobre “El cambio cultural y estructural, los hechos y sus consecuencias pastorales”. Sin embargo, el ICODES, que él dirigía, y otros centros vinculados a la disciplina sociológica comenzaron a ser objeto de críticas por parte del gobierno colombiano. En este contexto de tensión, la FERES manifestó su temor de que la inestabilidad política afectara el trabajo de su sede latinoamericana y, sobre todo, a sus investigadores. Finalmente, en 1968, la FERES trasladó su sede latinoamericana a Río de Janeiro.
En 1969, amenazado por los militares colombianos y profundamente afectado por la promulgación de la encíclica Humane Vitae, el 25 de julio de 1968, Pérez Ramírez experimentó su primera crisis vocacional y aceptó una beca en el Trinity College de la Universidad de Oxford (Pérez Ramírez, 2021: 117-121). A su regreso de Gran Bretaña, reasumió la dirección del ICODES; a principios de 1970 comenzó a organizar encuentros, a nivel regional, nacional y continental, en torno a la nueva teología contextual latinoamericana, formalizada en vísperas de la Asamblea de Medellín: la teología de la liberación (128-129). Durante una reunión nacional, celebrada en agosto de 1970, Pérez Ramírez asumió la causa de los indios Guahibo, oprimidos por el sistema oligárquico colombiano. En estas circunstancias, al verse amenazado por el gobierno, aceptó el trabajo ofrecido por las Naciones Unidas (134). Gustavo Pérez se trasladó a Nueva York y dejó el sacerdocio unos años mas tarde, en 1976.8 Así, desde 1968, la FERES perdió un eslabón valioso en América Latina.
Cuando la FERES trasladó su sede a Brasil, Affonso Gregory (1930-2008) asumió la secretaría de la institución, si bien ya era un interlocutor relevante de Houtart y de Pérez Ramírez. Gregory también se había formado en Europa, obteniendo las licenciaturas en teología en la Universidad Gregoriana, y en ciencias políticas y sociales en la Universidad Católica de Lovaina, donde realizó una estancia en el Colegio para América Latina, a principios de los 50. Así, participó activamente en la creación de redes de la FERES desde Lovaina. De regreso en Brasil, fue el primer director ejecutivo del Centro de Estatística religiosa e Investigações sociais (CERIS), obra vinculada a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB). Allí dirigió numerosos proyectos de investigación en colaboración con la FERES, especialmente sobre los sacerdotes brasileños.9 En relación con la Encuesta sobre América latina, Gregory publicó el volumen sobre urbanización en América Latina, con el sociólogo belga Jacques Dorselaer (Dorselaer y Gregory, 1962).
El tercer actor clave, en los inicios de los trabajos de la FERES en Latinoamérica, fue el sociólogo y jesuita belga Roger Vekemans (1921-2007), enviado a Chile en 1957 para crear el Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) en Santiago. Por otra parte, Roger Vekemans sería conocido, en la década de los 60, por sus relaciones con Eduardo Frei y la Democracia Cristiana chilena.
Unos quince años más tarde, Vekemans fue acusado de haber recibido fondos de la CIA para formar a la élite católica chilena (Sappia, 2012). También se sabe que abandonó apresuradamente Chile tras la elección presidencial de Salvador Allende, viajando a Bogotá y luego a Medellín. Allí se unió al colombiano Adolfo López Trujillo, futuro secretario general y luego presidente del CELAM, que encabezó la lucha contra el marxismo en la Iglesia y, por tanto, la muy reciente teología de la liberación. En 1973, fundaron conjuntamente el Centro de Desarrollo e Integración en América Latina (CEDIAL) en Bogotá. También lanzaron la revista Tierra Nueva, una publicación que se posicionó claramente en contra de la teología de la liberación.
Volviendo a 1958, cuando se creó la FERES, Roger Vekemans se había trasladado recientemente a Santiago y no tenía aún una orientación política definida. Participó en la fundación del CIAS, cuyo objetivo era, por un lado, desarrollar actividades pastorales y de formación para poblaciones desfavorecidas, sindicatos y futuros líderes cristianos, y, por otro, realizar investigaciones sobre temas sociales y sociológicos chilenos y latinoamericanos para luchar contra el subdesarrollo (Beigel, 2011). El CIAS asumió además, la publicación de la revista mensual Mensaje, fundada por el jesuita Alberto Hurtado en 1951, vector de la formación cristiana en Chile. A través del CIAS, Vekemans contrató a jóvenes investigadores chilenos, titulados en ciencias sociales en el exterior, así como a jóvenes profesores europeos y norteamericanos. Participó, además, en los comités de dirección y científico de las investigaciones de la FERES sobre América Latina, no sin tensiones, especialmente tras la polarización política en Colombia, a principios de los 60. Gustavo Pérez Ramírez había realizado varias visitas a Santiago, en colaboración con el CIAS. Pero cuando murió Camilo Torres, Vekemans solicitó a Gustavo Pérez que publicara un comunicado que lo desvinculara de las acciones políticas e ideológicas de Torres dentro del ELN. Pérez Ramírez no dio curso a esta petición y le devolvió la carta en un sobre sin ningún comentario.10
El CIAS se convertiría así en un centro de referencia para la investigación de la FERES sobre América Latina. Entre los investigadores chilenos que participaron en esta investigación, se destacaron los sacerdotes Renato Poblete (1924-2010) y Sergio Torres (n. 1929). Poblete,11 jesuita chileno formado en ciencias sociales en la Universidad de Fordham y cercano a Roger Vekemans, publicó dos volúmenes: uno, sobre las estructuras sociales en Chile y otro, sobre la Iglesia chilena (Poblete, 1962a, 1962b). Sergio Torres, formado en sociología en Roma y Lovaina, cercano a Manuel Larraín, obispo de Talca y presidente del CELAM, escribió, junto a la colombiana Berta Corredor, el volumen sobre las transformaciones del mundo rural en América Latina (Corredor y Torres, 1961). A principios de 1970, se involucró en el movimiento Cristianos por el Socialismo y en la línea de la teología de la liberación (Pino Moyano, 2013).
Entre los cercanos a la Universidad de Lovaina, encontramos a Frédéric Debuyst (1922-2019) que, desde finales de los años 50, colaboró con Houtart en el Centro de Investigación Socio-religiosa de Bruselas. Trabajó durante varios años en el CIAS de Santiago, antes de ser profesor en la Universidad Católica de Lovaina y colaborar con la ONG Entraide et Fraternité. Debuyst fue el autor del volumen sobre la evolución demográfica en América Latina (Debuyst, 1961).
Dos españoles también participaron en los trabajos de la FERES. Junto con otros especialistas, Isidoro Alonso, colaborador de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana, publicó investigaciones sobre las estructuras eclesiásticas de la Iglesia en varios países latinoamericanos (Alonso, sin fecha, a y b; Alonso, Oriol, Dammert-Bellido, Luzardo, Tumiri, 1962; Alonso, Amato, de Garmendia, Acha Duarte, 1962). Además, el jesuita Prudencio Damboriena (1913-1972) escribió el volumen sobre el protestantismo en América Latina (Damboriena, 1962), obra de referencia sobre el tema, hasta la investigación publicada por Jean-Pierre Bastian, a principios de los años 90 (Bastian, 1990). En su biografía, Houtart comenta las dificultades de Damboriena para contener su anti protestantismo, muy común en la época preconciliar, y la necesidad que se planteó de reescribir su texto para matizar los prejuicios y mantener un estilo de escritura neutral (Tablada Pérez: 101).
Podrían agregarse otros varios autores latinoamericanos: el argentino Enrique Amato (Alonso, Amato, de Garmendia, Acha Duarte, 1962); el joven obispo auxiliar de Lima, Mons. Dammert-Bellido, nombrado obispo de Cajamarca en 1962 y que se comprometió en los 70 con la línea de la teología de la liberación (Alonso, Oriol, Dammert-Bellido, Luzardo, Tumiri, 1962); o el ecuatoriano, Jorge Mencias, colaborador del obispo Leonidas Proaño en la diócesis de Riobamba (Mencias, 1962).
A excepción de los jesuitas Vekemans, Poblete y Damboriena, que tuvieron una posición más tradicional, todos los autores mencionados estuvieron en una línea más abierta, incluso en la línea de la teología de la liberación.
Está claro que este trabajo en red requería apoyos institucionales. Ya hemos mencionado la fundación de múltiples organizaciones para estructurar y apoyar a la Iglesia latinoamericana, entre 1949 y 1963. En particular, el CELAM, fundado tres años antes de la creación de la FERES, apoyó la investigación sobre el cambio social y el estado de la Iglesia en América Latina. Tanto Hélder Câmara como Manuel Larraín alentaron su aplicación y difusión.
De hecho, la sociología de la religión, incluso cuando era producida desde el seno de la Iglesia, sufrió de mala reputación, ya que la institución eclesiástica temía la crítica y el descrédito internos. François Houtart repite, en las entrevistas12 y en su autobiografía, que, al llegar a Río de Janeiro, en 1958, para una primera reunión de trabajo con un grupo de expertos latinoamericanos, Dom Hélder Câmara, entonces obispo auxiliar de Río de Janeiro y secretario del CELAM, le dijo que había recibido una carta de la Santa Sede, solicitándole que fuera cauteloso con el proyecto de la FERES (Tablada Pérez, 2018: 94). Sin embargo, el apoyo de Câmara fue vigoroso, y, como secretario del CELAM, escribió una carta de apoyo al proyecto dirigida a todos los obispos latinoamericanos. Además, solicitó la publicación de una síntesis de las investigaciones, para ser distribuida entre los obispos conciliares y promover el conocimiento del contexto del catolicismo en América Latina. En tal sentido, Dom Hélder Câmara se refirió a esta síntesis, en varias ocasiones, en las circulares que dirigió a su entorno desde el Vaticano, en las que pedía encarecidamente a sus allegados y a la Iglesia brasileña que actuaran en favor del desarrollo del continente y de la Iglesia latinoamericana, indicando así su pleno apoyo al proyecto de la FERES.13
Tal y como hemos observado, los investigadores mencionados provenían de instituciones diversas, ya sea de los centros de investigación y estadística religiosa de diferentes países, ya sea de los Centros de investigación y de acción social de los jesuitas. Desde el principio, la FERES se propuso apoyar a los centros existentes y estimular la creación de otros nuevos. Por otra parte, la sede de la FERES-América Latina fue el punto de partida para el desarrollo de la red en el continente.
En 1968, América Latina contaba con ocho centros miembros de la FERES: CERIS en Brasil, fundado en 1963 y cuyo director era Affonso Gregory; ICODES en Colombia, fundado en 1958 y dirigido por Gustavo Pérez Ramírez; el Centro de Investigación socio-religiosa en Chile, en la línea de los múltiples centros de investigación jesuitas, dirigido entonces por Renato Poblete; el Instituto Mexicano de Estudios sociales (IMES), creado en 1960 bajo la dirección de Luis Leñero Otero; el Instituto Boliviano de Estudio y Acción Social (IBEAS), fundado en 1963 y dirigido por Eduardo Bracamontes Estivaris; el Centro de Investigaciones Sociales y Socio-religiosas (CISOR) de Venezuela, fundado en 1965 en Caracas por el sacerdote belga Albert Gruson, ex del Colegio para América Latina de Lovaina; y el Centro de Investigaciones sociales, económicas, políticas y antropológicas (CISEPA) de Perú, fundado en 1966 y cuyo director era el jesuita Luis Valeochaga.
Estos centros de investigación fueron espacios de interacción e intercambio para la FERES, que desarrollaba actividades en diferentes continentes. En 1968, la FERES actuaba en Europa (Alemania, Austria, España, Francia, Gran Bretaña, Hungría, Italia, Malta, Países Bajos), también en África (Congo-Kinshasa, Ruanda y Burundi), y en Norteamérica (Estados Unidos y Canadá).14
El desarrollo de esta red de centros de investigación en sociología de la religión fue por tanto rápido y amplio, yendo más allá de las conexiones iniciales entre Europa y América Latina. El proyecto era ambicioso, pero el impulso dependía demasiado de la persona de Houtart y de su red. Por esta razón, la FERES solo funcionó activamente hasta finales de los años 70, aunque la estructura sigue existiendo en la Universidad de Lovaina. Houtart se desvinculó progresivamente de la FERES y se involucró en el Centro Tricontinetal - una ONG fundada en 1976, con el propósito de realizar pesquisas y publicaciones con investigadores de África, América Latina y Asia - que sería el marco de sus actividades científicas hasta el final de su carrera.
Los cuarenta volúmenes que resultaron de la “Investigación sobre el cambio social y religioso en América Latina” dieron lugar a tres tipos de síntesis. La primera síntesis, titulada “Las tareas de la Iglesia en América Latina. Aspectos teológicos y sociológicos”, data de 1963. Fue solicitada por un grupo de obispos latinoamericanos -entre ellos Manuel Larraín y Hélder Câmara- y motivó una amplia consulta a obispos, sacerdotes y laicos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú, El Salvador, Paraguay, Venezuela y Uruguay. A partir de esos trabajos, se creó un equipo de teólogos y sociólogos, formado por latinoamericanos, belgas y franceses y un italiano, con el fin de proponer orientaciones a toda la Iglesia latinoamericana, para afrontar los cambios que se estaban produciendo y para “ayudar a percibir mejor algunos aspectos de la obra de evangelización en el mundo moderno” (p. 2).
América Latina fue considerada por los autores en toda su complejidad, evitando una visión monolítica. Este primer volumen, en forma de documento de trabajo encuadernado, fue además la síntesis que serviría de base para las siguientes. Se dividía en dos partes: la primera, sobre la Iglesia y el desarrollo en América Latina, informaba a los lectores sobre las realidades sociales, culturales, económicas y políticas del continente, al tiempo que describía el papel y la acción de la Iglesia católica para el desarrollo de América Latina; la segunda parte pretendía ofrecer una base para una pastoral específicamente latinoamericana, y más ampliamente vinculada con la situación religiosa del subcontinente.
En el mismo año 1963, se publicó la obra distribuida en el Concilio Vaticano II, La Iglesia latinoamericana en la época del Concilio, en dos idiomas, español y francés, y firmada por François Houtart y Emile Pin. En 68 páginas, este texto retomaba las líneas maestras de la primera síntesis, al tiempo que insistía en el impacto del cambio social en la Iglesia latinoamericana, y en el seno del catolicismo occidental.
Finalmente, la última síntesis fue el volumen destinado al público en general, que se publicó en diferentes países y varios idiomas, y cuyo título evolucionó considerablemente. En 1965, la editorial belga Casterman publicó la primera edición en francés con el título L'Église à l'heure de l'Amérique latine. Le siguieron tres volúmenes, entre 1965 y 1969, con títulos más políticos: en 1965, The Church and the Latin American Revolution, publicado por Sheed, Nueva York; en 1966, Los Cristianos en la Revolución de América Latina, publicado por Guadalupe, Buenos Aires; y en 1969, A Igreja na Revolução da América Latina, publicado por la Editora Duas Cidades, São Paulo. El volumen italiano, publicado en 1968, por Edizioni Citadella, de Asís, tenía un título menos penoso, Il Dramma dell'America Latina.
La conclusión del último libro, destinado al público en general, planteaba un objetivo programático: seguir las rápidas (r)evoluciones en América Latina, en la perspectiva del cambio social y el desarrollo. Houtart y Pin reclamaban incluso una “revolución interna” en el continente, para romper las ataduras del periodo colonial y “elevar a las masas urbanas y campesinas al nivel de un auténtico pueblo participante en la vida económica, social, política y cultural” (Houtart y Pin, 1965: 253). Según los autores, América Latina ya no tenía tiempo para evolucionar, sino que debía experimentar una verdadera “revolución”.
A continuación, evaluaban, por un lado, la revolución marxista -sin llegar a rebatirla- y, por otro lado, una “revolución” que se establecería a través del “desarrollo”. Sin embargo, aun cuando rechazaban la ideología básica y ciertos métodos de la revolución marxista cubana, Houtart y Pin la apoyaban porque, seis años después de la entrada de Castro en La Habana, Cuba era, en su opinión, el único país que había logrado una verdadera “transformación total”. En su opinión, la revolución por el desarrollo debía ser una revolución “por la participación popular y la planificación económica”, basada en la ayuda externa y la participación ciudadana. La Iglesia católica -más ampliamente todos los cristianos, incluidos los ortodoxos y los protestantes- tendría un papel que desempeñar en el desarrollo latinoamericano, siendo las corrientes progresistas del Concilio Vaticano II los vectores de esta transformación y del cambio social (Houtart y Pin, 1965: 254).
A modo de conclusión
El presente artículo se propuso sacar a la luz la constitución de una importante red en el ámbito de la sociología de la religión, en el espacio intelectual católico euroamericano. La investigación realizada por esta red, entre 1958 y 1962, movilizó al menos a cuarenta investigadores establecidos en una docena de países, y produjo como resultado cuarenta volúmenes sobre el “cambio social” en América Latina.
Debe destacarse que la investigación trataba sobre el cambio “social” y “religioso” en América Latina, y no solo sobre el catolicismo, el cristianismo, o la institución eclesial. Aunque la investigación partía de un marco intelectual católico y estaba vinculada a la Iglesia católica como tal, desde el principio su objetivo fue abarcar la dinámica de las sociedades latinoamericanas en el sentido más amplio, incluyendo las múltiples evoluciones religiosas, y las religiones y prácticas religiosas que competían con el catolicismo, como el protestantismo, los ritos del candomblé o el espiritismo.
También importaba presentar cómo se creó esta red y cómo la elección de los más estrechos colaboradores surgió de los encuentros y de los viajes de una generación de intelectuales católicos entre dos continentes; la primera generación que tomó el avión. Por otra parte, se trataba de analizar cómo se establecieron los contactos con las instituciones de investigación, cuando la atención del catolicismo se dirigía hacia América Latina.
Los actores de estas redes no lo percibían aún: era un momento de aceleración, si bien no se vivía la efervescencia del Concilio, ni de su prolongación latinoamericana en Medellín. A fines de los años 50, desde el punto de vista católico, América Latina era una tierra de desafíos que buscaba su identidad y su forma de ser Iglesia. Por este motivo, surgieron numerosas instituciones y organizaciones, tanto en América Latina como en Europa y Norteamérica, para apoyar esta dinámica.
Desde Roma, el mapa geopolítico, incluso “geoteológico”, de América Latina seguía pareciendo homogéneo. Resulta interesante detectar cómo colaboran entre sí figuras diversas como Vekemans y Houtart, sin duda con objetivos diferentes, participando sin embargo juntos en la circulación de proyectos de Iglesia en el espacio euroamericano. Diez años más tarde, la situación sería muy diferente: Houtart apoyaría a la teología de la liberación y sostendría un marco de análisis sociológico marxista; Vekemans dejaría Chile para colaborar con Adolfo López Trujillo, secretario y luego presidente del CELAM, en contra de esta teología latinoamericana, vinculada con el marxismo.
Desde el punto de vista latinoamericano, esta investigación y su trabajo en red permitieron tomar conciencia de realidades y de competencias comunes y, sobre todo, concretar una tarea científica común a escala continental. Pero más allá de un trabajo de colaboración o de un análisis de las evoluciones religiosas y eclesiales, estos datos permitieron elaborar un balance de las sociedades latinoamericanas a nivel social, económico y cultural.
Por último, cabe destacar que esta investigación de la FERES, originada en una institución europea con financiación norteamericana, dio una gran autonomía a los centros de investigación latinoamericanos, en un posicionamiento que rompía con el esquema clásico de la jerarquía centralizadora de la Iglesia católica. Se experimentó, por tanto, una forma más abierta, de considerar las relaciones entre el centro y la periferia del catolicismo. Se trataba también de cuestionar a la Iglesia institucional de una manera diferente; para ello era necesario reunir datos fiables, desde una disciplina científica reconocida, que permitieran apelar a la reacción de la Iglesia y a su adaptación a los cambios que tenían lugar en América Latina.
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ANEXO 1. INVESTIGACIÓN DE LA FERES SOBRE EL CAMBIO SOCIAL Y EL ESTADO DE LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA, COORDINADA POR FRANÇOIS HOUTART, 1958-1962.
I. Estudios Sociológicos Latino-Americanos.
1. Debuyst, Federico (1961). La población en América Latina. Demografía y evolución del empleo.
2-3. Dorselaer, Jaime y Gregory, Alfonso (1962). La urbanización en América Latina (2 vol.).
4. Corredor, Berta (1962). La Familia en América Latina.
5. Torres, Camilo y Corredor, Berta (1961). Las Escuelas radiofónicas de Sutatenza (Colombia), Evaluación de los resultados sobre los niveles de vida del campesino.
6. de Lannoy, Juan Luis (1963). Los niveles de vida en América Latina, Vivienda, alimentación y salud.
7. Diaz, Demetrio (1961). La educación en Brasil.
8. Diaz, Demetrio (s. d., a). La educación en Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay.
9. Diaz, Demetrio (s. d., b). La educación en Ecuador, Perú y Bolivia.
10. Diaz, Demetrio y Parez Pablo Emilio (s. d.). La educación en Colombia.
11. Diaz, Demetrio (s. d., c). La educación en México, América Central y el Caribe.
12. Arcos, Juan (1964). El sindicalismo en América Latina.
13. Calderón, Luis, Calle, Arturo y Houtart, Francisco (1963). Problemas de urbanización en América Latina, Los grupos sociales, las barriadas marginales, la acción religiosa.
14. de Lannoy, Juan Luis y Pérez, Gustavo (1961). Estructuras demográficas y sociales de Colombia.
15. Gutiérrez de Pineda, Virginia (1963). La familia en Colombia, Estudio antropológico.
16. Mencias, Jorge (1962). Riobamba (Ecuador), Estudio de elevación socio-cultural del indio.
17. Procopio de Camargo, Candido (1961). Aspectos sociológicos del Espiritismo en São Paulo.
18. Houtart, Francisco (s. d.). América Latina en cambio social.
19. de Lannoy, Juan Luis (1961). El comunismo en América Latina.
20. Pérez, Gustavo (1962a). El campesinado colombiano.
II. Documentos Latino-Americanos.
1. Cereceda, Raúl (1961). Las instituciones políticas en América Latina.
2. Corredor, Berta y Torres, Sergio (1961). Transformación en el mundo rural Latino-Americano, Consecuencias sociales y económicas de las estructuras agrarias.
3. Debuyst, Federico (1962). Las clases sociales en América Latina.
4. de Lannoy, Juan Luis (s.d.) La economía Latino-Americana.
5. Ramos, Rutilio (s. d.) Las estructuras sociales de México.
6. Poblete, Renato (1962a). Las estructuras sociales en Chile.
III. Estudios Socio-Religiosos Latino-Americanos
1. Pérez, Gustavo y Wüst, Isaac (1961). La Iglesia en Colombia. Estructuras eclesiásticas.
2. Alonso, Isidoro (s. d., a). La Iglesia en Brasil. Estructuras eclesiásticas.
3. Alonso, Isidoro, Oriol, José, Mons. Dammert-Bellido, Luzardo, Medardo y Tumiri Julio (1962). La iglesia en Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia. Estructuras eclesiásticas.
4. Alonso, Isidoro, Amato Enrique, de Garmendia Ángel, Acha Duarte (1962). La Iglesia en América Central y el Caribe. Estructuras eclesiásticas.
5. Alonso, Isidoro (s. d., b) La Iglesia en Argentina, Uruguay y Paraguay. Estructuras eclesiásticas.
6. Poblete, Renato (1962b) La Iglesia en Chile. Estructuras eclesiásticas.
7. Ramos, Rutilio (1963). La Iglesia en México. Estructuras eclesiásticas.
8, 9, 10. Tormo, Leandro (1962) La Historia de la Iglesia en América Latina (3 vol.).
11. Pérez, Gustavo (1962). Seminarios y Seminaristas en Colombia. Origen y repartición.
12. Damboriena, Prudencio (1962). El Protestantismo en América Latina. Efectivos, métodos, motivaciones.
13. Garrido, Ginés (s. d.) La ayuda sacerdotal a América Latina.
14. Estepa, José Manuel (s. d.) La Liturgia y la catequesis en América Latina.
15. Dominguez, Oscar (1961). El campesino chileno y la Acción Católica Rural.
16. Pérez, Gustavo (1961). Seminarios y Seminaristas en América Latina.
1 François Houtart recurrió a los trabajos del antropólogo Ian Hogbin -Social Change (1957), Londres: Watts-) y de la socióloga Francesca Cancian -(1960) « Functional Analysis of change », American Sociological Review, vol. 25, n °6, pp. 818-827.
2 Las CISR dieron nacimiento a la International Society of Sociology of Religion (ISSR), en 1989.
3 AUCL-FH, Fascicule de la FERES, 1968. Traducción de la autora.
4 Simultáneamente, en 1961, se fundó en Bruselas el centro de investigación Pro Mundi Vita. A partir de 1964, este centro publicó materiales informativos para la Iglesia católica, con el objetivo de “recoger, analizar y difundir de forma científica información sobre situaciones pastorales y sociales de interés para la Iglesia”. De los 85 documentos publicados entre 1964 y 1981, 17 fueron dedicados a América Latina. Publicados en cinco idiomas, estos informes de investigación se distribuyeron entre más de 10.000 líderes católicos del mundo (Sappia, 2013).
5 No hemos encontrado fuentes precisas sobre las sumas asignadas al ICODES para esta investigación. Gustavo Pérez Ramírez menciona la suma de 20.000 dólares en su autobiografía (2021: 85), cifra que debería ser verificada por otras fuentes.
6 Sobre la trayectoria de Isaac Wüst en Colombia ver: Wüst, 2021.
7 Sobre vida y trabajos de Virginia Gutiérrez de Pineda ver: Pachón, 2005.
8 Gustavo Pérez Ramírez solicitó la secularización y se casó en 1977. En 1988, regresó a Colombia y luego a Ecuador, como jubilado de las Naciones Unidas. Hizo carrera como periodista y escribió varios libros históricos sobre Ecuador y Colombia. También es autor de una biografía, en colaboración con Fernando Torres Restrepo y Jaime Díaz Castañeda, titulada Camilo Torres Restrepo, profeta para nuestro tiempo, 1996 -con una 2ª edición en 1996 y una 3ª en 2009, titulada Camilo Torres Restrepo, Mártir de la Liberación, en colaboración con Jaime Díaz Castañeda (Pérez Ramírez, 2021).
9 En 1979, Affonso Gregory fue designado obispo auxiliar de Río de Janeiro, y en 1987 primer obispo de Imperatriz, en el estado de Maranhão. Se dio a conocer como un obispo comprometido con los problemas relacionados con las favelas, en Rio de Janeiro, y con los latifundios, en Maranhão. Desempeñó un papel destacado en la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil.
10 Entrevista en línea a Gustavo Pérez Ramírez realizada por la autora, julio de 2021.
11 A su muerte, Renato Poblete recibió múltiples reconocimientos por su contribución a la obra jesuita, el Hogar del Cristo. En 2019, tras una denuncia, fue declarado culpable de al menos veintidós abusos sexuales, cuatro de ellos a menores, entre 1960 y la década de 2000 (Compañía de Jesús, 2019).
12 Entrevista a François Houtart realizada por la autora, Louvain-la-Neuve (Bélgica), septiembre de 2009.
13 Dom Hélder Câmara, “Rome, 18-19 novembre 1962. 37e circulaire” (De Bourckère, 2006: 131-134).
14 AUCL-FH, Fascicule FERES Amérique latine, 1968.