Itinerantes. Revista de Historia y Religión 20 (ene-jun 2024) 191-193

On line ISSN 2525-2178



Reseña: Parra, Alejandro (2024). Entre médicos y médiums: Saberes, tensiones y límites en el espiritismo argentino (1880-1959). Buenos Aires: Biblos. ISBN 978-987-814-262-3. Pp. 267.


El objetivo de este estudio es analizar las disputas entre espiritistas y médicos en el campo de la salud mental (psiquiatría, psicopatología y psicología) entre 1880 a 1959, analizando las discusiones en torno a los espiritistas y sus prácticas. Parra propone una historia cultural de prácticas espirituales y experimentos donde las autoridades epistémicas se van a establecer como árbitros de la validación y aceptación de tales saberes. Su propósito es examinar cuales fueron los alcances e implicancias de estas controversias, que grado de éxito – si hubo – tuvieron sus apologistas al proponer una validación científica de las creencias espiritualistas e insertarlas como asignatura de interés en espacios académicos, que impacto tuvieron tales debates en el ámbito médico, porque el Estado argentino llegó a involucrarse al punto de someter a los espiritistas practicantes a controles sanitarios en el ejercicio de sus prácticas religiosas y que motivaciones – en forma individual o colectiva – impulsaron a sus principales proponentes en la organización de presentaciones públicas y entrevistas en los medios de prensa (en particular gráficos) para divulgar conocimientos, resultados y beneficios resultantes de tales prácticas.

La primer periodización inicia entre 1880 a 1920 en el seno de la doctrina espírita que sedujo a los naturalistas a validar el positivismo dentro del espiritismo mediante el empleo de tecnologías (registros, mediciones y fotografías del reino espiritual) así como las controversias que estos procedimientos produjeron en el mundo científico. En la segunda periodización, entre 1920 y hasta 1946, las disputas entre espiritistas y médicos se produjeron en el contexto del higienismo y la teoría de la degeneración, donde los espiritistas fueron considerados agentes susceptibles de atención sanitaria por alienistas y psiquiatras. Entre 1946 y 1953, las tensiones pusieron de manifiesto la preocupación de agentes de los gobierno cuando se creó el Instituto de Psicopatología Aplicada para ejercer un control sobre las prácticas espiritistas, donde un modelo sanitario ponía su foco en la supremacía del saber médico para controlar la condición de los médiums. Finalmente, durante el posperonismo, el espiritismo confrontó una crisis con la psicología en el contexto de cambios culturales, donde se pretendió instalar a la parapsicología como un área de interés dentro de la emergente psicología. A lo largo de este circuito de ochenta años, desde el desembarco del espiritismo a fines del siglo XIX hasta los años sesenta del siglo XX, religiosos y médicos en particular disputaron un conflicto cuyas tensiones están documentas en el contexto de la presente estudio.

Las fuentes consultadas también reflejan un espectro de interpretaciones en las tensiones, persecusiones y restricciones que experimentaron los espiritistas provenientes de la propia prensa espírita, artículos médicos y la prensa en general que pusieron en contexto las discusiones y controversias en torno a disciplinas tales como el magnetismo/mesmerismo, la hipnosis, la parapsicología y el esoterismo occidental, así como las prácticas curanderiles y las así llamadas medicinas alternativas, entre muchas otras disciplinas.

Producto de una tesis de maestria en investigación histórica para la Universidad de San Andrés, Parra organiza su obra en cinco capítulos. El Capítulo 1 define a la mediumnidad y traza el surgimiento del espiritismo francés con un doble propósito: primero, trazar los orígenes comunes de la expansión del espiritismo kardecista a lo largo de varios países de la América hispanoparlante. El Capítulo 2 analiza el surgimiento del espiritismo dentro del incipiente esoterismo de fines del siglo XIX, en particular el magnetismo animal –conocido como magnetología–basadas en ideas de radiaciones, fluidos y vibraciones dentro de un proceso de transformación económica y tecnológica. La importancia del análisis de estas ideas, que ocuparon la atención de físicos y químicos y médicos que creaban y adoptaban tecnologías con la promesa de un diagnóstico es que estos procedimientos desafiaban el dogma de las tradiciones cristianas en busca de evidencia de supervivencia después de la muerte.

El Capítulo 3 describe el problema de la relación entre el espiritismo y los alienistas, a partir de la década del veinte, que destinaron sus críticas advirtiendo que podían degenerar en cuadros de una enfermedad conocida como “delirio espirita” o “delirio de incorporación.” Dos figuras relevantes que emergen en estas controversias son los psiquiatras Gonzalo Bosch y Fernando Gorriti quienes buscaron establecer criterios para el diagnóstico de la mediumnidad. Otro rasgo de importancia de este período era que los espiritistas buscaban evitar y condenar su inevitable asociación con las prácticas curanderiles, lo cual indujo a las autoridades policiales a perseguir y encarcelar a aquellos que infringían las normas del ejercicio médico no autorizado. Los higienistas consideraban como una degeneración o un “desvío” la promoción de prácticas que combinaban su fe con el positivismo científico.

El Capítulo 4 examina la ambivalente posición del primer peronismo respecto al espiritismo: por un lado, el continuo rumor de las simpatías Juan Perón y en ocasiones incluso Eva Duarte por médiums y videntes; por otro, el rechazo de las creencias esotéricas en el ámbito político. A los propósitos de este capítulo, el autor analiza las fuentes que confrontan numerosas interpretaciones de la relación entre la política y el esoterismo que pone en contexto las tensiones que afectaban al movimiento espiritista. A partir de 1946, el trabajo del médico Orlando Canavesio fue un momento bisagra entre el espiritismo que sostenía que la eugenesia social cumplía un rol sanitario entre aquellos que cultivaban las prácticas mediúmnicas.

El Capítulo 5 concluye con el surgimiento de la parapsicología en la Universidad de Duke (Estados Unidos) y las dificultades para su aceptación. Aquí se examina la aproximación de los espiritistas argentinos a los trabajos de J.B. Rhine, quien ganó reconocimiento público y académico. La tensión entre espiritistas y médicos comenzó a disminuir en inversa proporción a los conflictos por introducir a la parapsicología en el campo de las nuevas corrientes psicológicas, psicotécnica, psicoanálisis y psicología experimental. El autor enumera las nuevas tensiones con los espiritistas que derivó en la constitución del Instituto Argentino de Parapsicología, cuyos representantes disputaron protagonismo en torno de la legitimación de las teorías de J.B. Rhine en contra del espiritismo. Psicólogos, psicoanalistas y espiritistas (también muchos representantes de la colectividad esotérica) legitimaron sus pretensiones de jurisdicción sobre los estudios de la mente, patologizando a sus adversarios. En suma, Parra contribuye a comprender mejor la aceptación de ideas, creencias y teorías que operan en las márgenes de la ciencia o que aspiran a incorporarse a esta y el por qué, continuar “al margen” funciona con un propósito legítimo de utopía de reconocimiento que otras disciplinas pueden tomar como ejemplo con el propósito de perpetuar la búsqueda de conocimientos nuevos.



Jorge Villanueva

jovillanu@yahoo.com.ar

Universidad ISalud

Instituto de Psicología Paranormal