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Filópolis en Cristo N° 5 (2025) 87-101
ISSNL 3008-8844
A la escucha del Magisterio. Diseñar nuevos mapas de esperanza
se enfrenta a la necesidad imperiosa de actualizar sus propuestas a
la luz de los signos de los tiempos. Las constelaciones educativas ca-
tólicas son una imagen inspiradora de cómo la tradición y el futuro
pueden entrelazarse sin contradicciones: una tradición viva que se
extiende hacia nuevas formas de presencia y servicio. Las constela-
ciones no se reducen a concatenaciones neutras y aplanadas de las
diferentes experiencias. En lugar de cadenas, nos atrevemos a pensar
en las constelaciones, en su entrelazamiento lleno de maravilla y des-
pertares. En ellas reside esa capacidad de navegar entre los desafíos
con esperanza, pero también con una revisión valiente, sin perder la
delidad al Evangelio. Somos conscientes de las dicultades: la hiper-
digitalización puede fragmentar la atención; la crisis de las relaciones
puede herir la psique; la inseguridad social y las desigualdades pue-
den apagar el deseo. Sin embargo, precisamente aquí, la educación
católica puede ser un faro: no un refugio nostálgico, sino un laborato-
rio de discernimiento, innovación pedagógica y testimonio profético.
Diseñar nuevos mapas de esperanza: esta es la urgencia del mandato.
11.2. Les pido a las comunidades educativas: desarmen las pa-
labras, levanten la mirada, custodien el corazón. Desarmen las pa-
labras, porque la educación no avanza con la polémica, sino con la
mansedumbre que escucha. Levanten la mirada. Como Dios le dijo
a Abraham: «Mira al cielo y cuenta las estrellas» (Génesis 15,5): se-
pan preguntarse adónde van y por qué. Custodien el corazón: la rela-
ción está antes que la opinión, la persona antes que el programa. No
desperdicien el tiempo y las oportunidades: «citando una expresión
agustiniana: nuestro presente es una intuición, un tiempo que vivi-
mos y del que debemos aprovechar antes de que se nos escape de las
manos» [24]. En conclusión, queridos hermanos y hermanas, hago
mía la exhortación del apóstol Pablo: «Deben brillar como estrellas
en el mundo, manteniendo en alto la palabra de la vida» (Fil 2,15-16).
11.3. Encomiendo este camino a la Virgen María, Sedes Sapientiae,
y a todos los santos educadores. Pido a los pastores, a los consagrados,
a los laicos, a los responsables de las instituciones, a los maestros y a
los estudiantes: sean servidores del mundo educativo, coreógrafos de la
esperanza, investigadores incansables de la sabiduría, artíces creíbles
de expresiones de belleza. Menos etiquetas, más historias; menos con-