Filópolis en Cristo N° 3 (2024) 47-55
ISSNL 3008-8844
La persona humana y sus derechos
The human person and his rights
Luis Carlos Hernández Herrero
Universidad Católica Santa Teresa de Jesús de Ávila
lcarlos.hernandez@ucavila.es
ORCID: https://orcid.org/0009-0008-8639-5408
Resumen: Dentro de los principios de la
Doctrina Social de la Iglesia, el principal
y fundamental es la persona humana. El
hombre, creado a imagen y semejanza de
Dios, es la raíz y fundamento de la digni-
dad humana. Al mismo tiempo, ésta se
convierte en la fuente y fundamento de
los derechos y deberes humanos. La fuen-
te última de los derechos humanos no se
encuentra en la voluntad de los seres hu-
manos, en la realidad del Estado o en los
poderes públicos, sino en el hombre mis-
mo y en Dios, su Creador y en el derecho
natural.
Palabras claves: Doctrina Social de la
Iglesia, dignidad humana, derechos hu-
manos.
Abstract: Among the principles of the
Social Doctrine of Church, the main
and fundamental one is the human
person. Man, created in the image
and likeness of God, is the root and
foundation of human dignity. At the
same time, this becomes the source
and foundation of human rights and
duties. The ultimate source of human
rights is not to be found in the will of
human beings, in the reality of the Sta-
te or in the public authorities, but in
man himself and in God, his Creator,
and in natural law.
Keywords: Social Doctrine of the
Church, human dignity, human
rights.
48 Filópolis en Cristo N° 3 (2024) 47-55
ISSNL 3008-8844
Luis Carlos Hernández Herrero
Introducción
Quisiera comenzar con unas palabras de San Juan Pablo II, el cual
hizo una gran contribución a la DSI con las encíclicas Laborem exer-
cens, Sollicitudo rei socialis y Centesimus annus, en cuyo ponticado
se publicó el Compendio de la DSI. Me reero al discurso dirigido a
los representantes del mundo académico y de la cultura en Riga, Le-
tonia, el 9 de septiembre de 1993:
He aquí el primer punto rme de la doctrina social de la Iglesia
del que se derivan todos los demás: el orden social tiene como so-
porte al hombre, entendido en su inalienable dignidad de creatura
creada a “imagen de Dios”. Del valor del hombre procede el va-
lor de la sociedad, y no al revés. Surge de esta visión del hombre
una justa visión de la sociedad. […]. Teniendo como base dicho
principio, se comprenden las instancias señaladas por la doctrina
social de la Iglesia como irrenunciables en cualquier proyecto de
Estado, de economía y de sociedad: el destino universal de los bie-
nes, expresión del común don de Dios y de la solidaridad que debe
caracterizar las relaciones entre los hombres; la legitimidad de
la propiedad privada, incluso contemplada en su función social
como condición de la indispensable autonomía personal y fami-
liar; el reconocimiento de la importancia del trabajo, a partir de
la dignidad del sujeto humano que lo realiza, que jamás puede ser
reducido a mercancía o a simple eslabón de un engranaje produc-
tivo; la promoción de una ecología humana que implique el res-
peto a todo ser humano desde la concepción hasta su fallecimien-
to natural como base para una auténtica “ecología humana”; una
concepción equilibrada del Estado que ponga de relieve su valor y
su necesidad, pero al margen de toda pretensión totalitaria. (San
Juan Pablo II, 1993)
Cuando hacemos referencia a los principios de la Doctrina So-
cial de la Iglesia, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
(CDSI) los trata en el capítulo IV, después de haber hablado de
la persona humana y sus derechos. Los principios de la Doctrina
49
Filópolis en Cristo N° 3 (2024) 47-55
ISSNL 3008-8844
La persona humana y sus derechos
Social de la Iglesia que se mencionan son: el bien común, el des-
tino universal de los bienes, la subsidiaridad, la participación y la
solidaridad. Pero, ¿cuál es el principal de todos, de cual se apoyan
todos estos principios? El principio de la persona humana. Por
este motivo, el CDSI le dedica el capítulo III, previo a la persona
humana. Es el pórtico a estos principios, porque es el principio
fundamental.
Los principios de la DSI se fundamentan en la ley natural
Recordemos la denición de ley natural. Según Santo Tomás de
Aquino, la ley natural es “nada más que la participación de la criatu-
ra racional en la ley eterna” (Summa Theologica, I-II, q. 94). La ley
eterna es la sabiduría de Dios, puesto que ella es la norma directiva de
todo movimiento y acción.
Tocamos, pues, el fundamento de la doctrina social de la Iglesia,
que es el primer principio: la persona humana, su dignidad inaliena-
ble, por ser imagen y semejanza de Dios.
La Iglesia ve en el hombre, en cada hombre, la imagen viva de Dios
mismo; imagen que encuentra, y está llamada a encontrar cada
vez con mayor profundidad, su plena razón de ser en el misterio de
Cristo, Imagen perfecta de Dios, Revelador de Dios al hombre y del
hombre a sí mismo. A este hombre, que ha recibido de Dios una
incomparable e inalienable dignidad, es a quien la Iglesia se dirige
y le presta el servicio más alto y singular, recordándole constante-
mente su altísima vocación, para que sea cada vez más consciente y
digno de ella. (CDSI, n. 105)
Podemos preguntarnos: ¿cuál es esa vocación a la que se reere?
Es la vocación al amor.
Toda la vida social es expresión de su inconfundible protagonista:
la persona humana. (CDSI, n. 106)
El hombre, comprendido en su realidad histórica concreta, repre-
senta el corazón y el alma de la enseñanza social católica. Toda la
50 Filópolis en Cristo N° 3 (2024) 47-55
ISSNL 3008-8844
Luis Carlos Hernández Herrero
doctrina social se desarrolla a partir del principio que arma la
inviolable dignidad de la persona humana. (CDSI, n. 107)
Con lo cual, este es el principio fundamental de toda la Doctrina
Social de la Iglesia: la inviolable dignidad de la persona humana.
Imagen de Dios: Imagen de la Trinidad. Origen y n. Co-
munidad de amor y de vida
Dios coloca al hombre en el centro y en la cumbre de la creación, es
imagen y semejanza de Dios. No es algo, sino alguien. Es imagen de
Dios Trino, comunidad de amor y vida entre las tres personas divinas.
¿Qué nos asemeja a Dios? La razón, la libertad y ambas nos capacitan
para amar.
La capacidad de conocer la verdad y la libertad son prerrogativas
del hombre en cuanto creado a imagen y semejanza de su Creador.
Solo el hombre, entre todas las criaturas visibles, tiene capacidad
para comer y amar a su Creador. (San Juan Pablo II, 1995, n. 34).
Con relación a esto, el mismo CDSI, en el capítulo I, dedicado al
designio del amor de Dios para la humanidad, dice:
Las páginas del primer libro de la Sagrada Escritura, que descri-
ben la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza
de Dios (cf. Gn 1:26-27), encierran una enseñanza fundamental
acerca de la identidad y la vocación de la persona humana. Nos
dicen que la creación del hombre y de la mujer es un acto libre
y gratuito de Dios; que el hombre y la mujer constituyen, por su
libertad e inteligencia, el tú creado de Dios y que solamente en la
relación con Él pueden descubrir y realizar el signicado auténtico
y pleno de su vida personal y social; que ellos, precisamente en su
complementariedad y reciprocidad, son imagen del Amor trinita-
rio en el universo creado; que a ellos, como cima de la creación, el
Creador les confía la tarea de ordenar la naturaleza creada según
su designio (cf. Gn 1:28). (CDSI, n. 36)
51
Filópolis en Cristo N° 3 (2024) 47-55
ISSNL 3008-8844
La persona humana y sus derechos
Por lo tanto, el amor trinitario es el origen y la meta de la perso-
na humana. Dios Trino –comunidad de amor y de vida entre las tres
personas divinas– quiere compartir ese amor y vida. Por lo tanto, nos
crea a su imagen y semejanza para poder compartir con Él ese amor
y esa vida. Estamos dotados de todas las facultades necesarias para
poder conocer, amar a Dios mismo y compartir su vida divina.
Ese designio de Dios ha quedado trastocado por el pecado del
hombre, como consecuencia del abuso de su libertad, queriendo estar
por encima del bien y del mal. El hombre, desde entonces, está nece-
sitado de salvación. Ha roto la armonía de relación, con Dios, consigo
mismo, con los demás y con el mundo.
El hombre está abierto al innito y a todos los seres creados: con
su inteligencia y su voluntad se eleva por encima de todo lo creado y
de sí mismo.
La persona está abierta a la totalidad del ser, al horizonte ilimitado
del ser. (CDSI, n. 130)
Una sociedad justa puede ser realizada solamente en el respeto de
la dignidad trascendente de la persona humana. (CDSI, n. 132)
La dignidad humana
San Juan Pablo II nos recuerda dónde radica la dignidad humana:
Al hombre se le ha dado una altísima dignidad que tiene sus raíces
en el vínculo íntimo que le une a su Creador: en el hombre se re-
eja la realidad misma de Dios. (San Juan Pablo II, 1995, n. 34)
El Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha publicado recientemente
la declaración Dignitas innita, sobre la dignidad humana. El obje-
tivo e intención de este documento es subrayar:
Lo imprescindible del concepto de dignidad de la persona humana
en el seno de la antropología cristiana e ilustrando el alcance y las
implicaciones beneciosas a nivel social político y económico. (Di-
gnitas innita, Presentación)
52 Filópolis en Cristo N° 3 (2024) 47-55
ISSNL 3008-8844
Luis Carlos Hernández Herrero
Simplemente, quiero subrayar algunas de las ideas fundamentales
que recoge este documento. Al hablar de la dignidad humana, dice:
Estamos ante una verdad universal, que todos estamos llamados
a reconocer, como condición fundamental para que nuestras so-
ciedades sean verdaderamente justas, pacícas, sanas y, en de-
nitiva, auténticamente humanas. (Dignitas innita, Presentación)
Distingue entre dignidad ontológica, dignidad moral, dignidad so-
cial y dignidad existencial:
- Ontológica: corresponde a la persona como tal por el mero hecho
de existir y haber sido querida, creada y amada por Dios. No puede
ser eliminada y permanece válida más allá de toda circunstancia
en la que se encuentre uno.
- Moral: se reere al ejercicio de la libertad, según el dictamen de
la conciencia rectamente formada, o bien en contra de este juicio.
Puede comportarse en el orden moral de modo digno o indigno.
- Social: se reere a las condiciones en las que vive una persona.
La indignidad social no es una propiedad de la persona, sino un
calicativo de la situación social o económica en la que vive con
relación a su dignidad ontológica.
- Existencial: se reere a situaciones de tipo existencial. Por ejem-
plo, dicultades para vivir con paz, alegría y esperanza; presen-
cia de enfermedades graves, de contextos familiares violentos, de
dependencias patológicas, etc. Ante estas situaciones, la persona
puede percibir su vida como indigna. (Dignitas innita, n. 7)
De la dignidad ontológica, que es la fundamental y permanece
siempre, derivan los derechos humanos.
Los derechos humanos y la Doctrina Social de la Iglesia
La Iglesia fundamenta la esencia de los derechos humanos en la
naturaleza humana creada por Dios y en el derecho natural. En con-
secuencia, los derechos humanos residen en la persona, en cuanto su-
53
Filópolis en Cristo N° 3 (2024) 47-55
ISSNL 3008-8844
La persona humana y sus derechos
jeto del poder y origen del Estado. Por lo tanto, los derechos del hom-
bre no son concesiones de los Estados, sino que son de cada hombre
en virtud de su dignidad de persona creada por Dios. Los Estados
deben garantizar, promover y defender el conocimiento y el ejercicio
efectivo de los derechos de todos los ciudadanos.
La Iglesia reconoce que el tema de los derechos humanos ha adqui-
rido una notable importancia y difusión a partir de la segunda mitad
del siglo XX; y que la declaración de los derechos humanos por parte
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de 1948, marca un
hito muy importante en un proceso que tiene sus raíces en la historia
misma de la humanidad.
La Doctrina Social de la Iglesia considera que la Declaración Univer-
sal de los Derechos Humanos, proclamada por las Naciones Unidas el
10 de diciembre de 1948, es uno de los esfuerzos más relevantes para
responder ecazmente a las exigencias imprescindibles de la dignidad
humana individual y colectiva1. Reconoce, además, que la declaración
de los derechos humanos se origina en un principio básico de origen
cristiano, el cual se reere a que todos los hombres han sido creados
iguales y con los mismos dones, derechos y responsabilidades.
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia presenta los De-
rechos Humanos como una parte del capítulo dedicado a “la persona
humana y sus derechos”. Arma que la raíz de los derechos humanos
ha de buscarse en la dignidad que pertenece a todo ser humano.
Recuerda que:
1) La fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la
voluntad de los seres humanos, en la realidad del Estado o en los
poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios, su Creador
y en el derecho natural.
2) La relación entre derechos y deberes en clave de corresponsa-
bilidad, ya que inseparablemente unido al tema de los derechos se
encuentra el relativo a los deberes del hombre.
1
San Juan Pablo II la deniría como una verdadera piedra miliar sobre el camino
del progreso moral de la humanidad (Discurso a la Asamblea General de las Naciones
Unidas, 2 de octubre de 1979, n. 7)
54 Filópolis en Cristo N° 3 (2024) 47-55
ISSNL 3008-8844
Luis Carlos Hernández Herrero
3) El Magisterio siempre ha subrayado la contradicción existente
en una armación de los derechos que no prevea una correlati-
va responsabilidad. Insiste en que el campo de los derechos del
hombre se ha extendido a los derechos de los pueblos y de las na-
ciones.
La Iglesia, a la vez que proclama los derechos de la persona huma-
na, denuncia sus violaciones. Así es como también termina la Decla-
ración Dignitas innita del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
La Doctrina Social de la Iglesia ha enseñado siempre que los De-
rechos Humanos son universales y complementarios entre sí. Se
aceptan todos o ninguno. Por el contrario, las ideologías separan
unos de otros.
San Juan Pablo II formó una lista de ellos en la encíclica Cen-
tesimus annus, n. 47. El primer derecho enunciado en este elenco
es el derecho a la vida, desde su concepción hasta su conclusión
natural, que condiciona el ejercicio de cualquier otro derecho. Se
subraya el valor eminente del derecho a la libertad religiosa. El
respeto de este derecho es un signo emblemático del auténtico
progreso del hombre en todo régimen, en toda sociedad, sistema
o ambiente.
Conclusiones
Cuando se habla de los principios de la Doctrina Social de la Igle-
sia no se ha de olvidar que el principio fundamental es la dignidad
humana. El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, sujeto de
derechos, es el principio y n de las enseñanzas de la Iglesia en mate-
ria social. La fuente última de los derechos humanos no se encuentra
en la voluntad de los seres humanos, en la realidad del Estado o en los
poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios, su Creador y en
el derecho natural. Partiendo de esto, podemos concluir que la Doc-
trina Social de la Iglesia es un medio muy importante para el diálogo
ecuménico e interreligioso.
55
Filópolis en Cristo N° 3 (2024) 47-55
ISSNL 3008-8844
La persona humana y sus derechos
Referencias
Concilio Vaticano II. (1965). Declaración Dignitatis Humanae.
https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_cou-
ncil/documents/vat-ii_decl_19651207_dignitatis-humanae_
sp.html
Dicasterio para la Doctrina de la fe. (2024). Declaración Dignitas in-
nita sobre la dignidad humana.
https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/
pubblico/2024/04/08/080424c.html
Ponticio Consejo Justicia y Paz. (2005). Compendio de la Doctrina
Social de la Iglesia. BAC.
San Juan XXIII. (1963). Carta encíclica Pacem in Terris. https://
www.vatican.va/content/john-xxiii/es/encyclicals/documents/
hf_j-xxiii_enc_11041963_pacem.html
San Juan Pablo II. (1995). Carta encíclica Evangelium vitae. https://
www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/
hf_jp-ii_enc_25031995_evangelium-vitae.html
San Juan Pablo II. (2008). Encuentro con las autoridades, la socie-
dad civil y el cuerpo diplomático con ocasión de su viaje apostóli-
co a Lituania, Letonia y Estonia.
https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2018/
september/documents/papa-francesco_20180924_autorita-ri-
ga-lettonia.html
Publicado bajo una Licencia Creative Commons
Atribución-NoComercial 4.0 Internacional