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Filópolis en Cristo N° 3 (2024) 47-55
ISSNL 3008-8844
La persona humana y sus derechos
Social de la Iglesia que se mencionan son: el bien común, el des-
tino universal de los bienes, la subsidiaridad, la participación y la
solidaridad. Pero, ¿cuál es el principal de todos, de cual se apoyan
todos estos principios? El principio de la persona humana. Por
este motivo, el CDSI le dedica el capítulo III, previo a la persona
humana. Es el pórtico a estos principios, porque es el principio
fundamental.
Los principios de la DSI se fundamentan en la ley natural
Recordemos la denición de ley natural. Según Santo Tomás de
Aquino, la ley natural es “nada más que la participación de la criatu-
ra racional en la ley eterna” (Summa Theologica, I-II, q. 94). La ley
eterna es la sabiduría de Dios, puesto que ella es la norma directiva de
todo movimiento y acción.
Tocamos, pues, el fundamento de la doctrina social de la Iglesia,
que es el primer principio: la persona humana, su dignidad inaliena-
ble, por ser imagen y semejanza de Dios.
La Iglesia ve en el hombre, en cada hombre, la imagen viva de Dios
mismo; imagen que encuentra, y está llamada a encontrar cada
vez con mayor profundidad, su plena razón de ser en el misterio de
Cristo, Imagen perfecta de Dios, Revelador de Dios al hombre y del
hombre a sí mismo. A este hombre, que ha recibido de Dios una
incomparable e inalienable dignidad, es a quien la Iglesia se dirige
y le presta el servicio más alto y singular, recordándole constante-
mente su altísima vocación, para que sea cada vez más consciente y
digno de ella. (CDSI, n. 105)
Podemos preguntarnos: ¿cuál es esa vocación a la que se reere?
Es la vocación al amor.
Toda la vida social es expresión de su inconfundible protagonista:
la persona humana. (CDSI, n. 106)
El hombre, comprendido en su realidad histórica concreta, repre-
senta el corazón y el alma de la enseñanza social católica. Toda la