82 Cuaderno de Ciencias Humanas 5 (diciembre 2024) 81-83
ISSNL 3008-9530
Guillermo Aguirre
y la vida”, “la vid verdadera”. Va descubriendo el signicado profundo de cada
“yo soy” y, a la vez, la invitación que signica cada uno de ellos en esta etapa
de la vida.
Culmina la primera parte del libro con el capítulo 3, “La identidad de los
discípulos”, con el aporte de José Antonio Pagola, quien señala acertadamen-
te la dicultad de comprender, en la actual “cultura del intercambio”, que la
identidad del cristiano consiste en vivir el amor como un comportamiento
activo y creativo.
En la segunda parte el autor enfatiza un camino para desarrollar una es-
piritualidad “situada”, es decir con los rasgos propios de esta etapa del “des-
asimiento”, como la llamaba Romano Guardini. Como punto de partida se-
ñala, acertadamente, cómo es la mirada que nuestra sociedad tiene sobre esta
etapa de la vida: la vejez es mirada como “triste, achacosa y enferma”. Sobre
esos prejuicios nos apoyamos, casi sin darnos cuenta, cuando queremos te-
ner nuestra propia mirada. Cúnsulo ofrece como alternativa, una mirada más
positiva y esperanzadora: se trata de “envejecer con gracia”.
Para este envejecer “con gracia” nos propone seis grandes tareas, que
va desarrollando capitulo por capítulo. Previamente nos introduce en una
“Espiritualidad para crecer en la tercera edad”, donde alerta sobre el posible
conicto entre integridad y desesperanza, entre lo que quisimos ser, lo que
fuimos según otros y lo que realmente somos. Luego, en breves capítulos, nos
propone diferentes formas de aprendizaje para llegar al atardecer de modo
más positivo: cuidar a otros (ya sean pares, nietos o niños); mantener la inte-
gridad aceptando el pasado y nutrirse en él para lo que viene; apoyarse en la
experiencia y en las luchas libradas a lo largo del tiempo, para ir abriéndose
a la esperanza y a la ternura de Dios; abrirse al disfrute de la vida sin perder
el sentido del humor; tolerar los aspectos desagradables que inevitablemente
son parte integrante de esta etapa; seguir vinculado a los amigos y abrirse a
nuevas amistades, son algunas de los caminos que desarrolla en cada uno.
Concluye R. Cúnsulo que es necesario que aore el deseo personal, en
medio de los sentidos preparados de antemano por la cultura en la que esta-
mos inmersos, y que la contemplación puede ser favorecida en esta etapa de
la vida, a tono con la valoración que actualmente hace el lósofo Byung-Chul
Han sobre la vida contemplativa.
Fiel a la intención del autor, el libro no trata de recetas, sino que resulta
una invitación a la reexión. Su propuesta se aleja de la ingenuidad facilista