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Cuaderno de Ciencias Humanas 4 (junio 2024) 121-126
¿Siervos por naturaleza o libres desde el origen? Libertad y derechos humanos
Si fuera hábito, entendido éste como cualidad estable y perteneciente a
toda la especie, responde Tomás, el hombre estaría determinado ad unum,
puesto que el hábito natural inclina necesaria y determinadamente a todos
los integrantes de la misma especie: “quia ad ea respectu quorum habemus
habitus naturales, naturaliter inclinamur” (Suma de Teología, I, q. 83, a. 2,
c). Por eso, es contrario a la naturalidad de la libertad, que él mismo sea un
hábito natural.
Si fuera un hábito adquirido o infuso, además de ser una realidad sobrea-
ñadida, éstos son una cualidad que inclinan hacia el bien o hacia el mal. Si
la libertad fuera un hábito de este tipo, se debería considerar hombres libres
sólo a los “virtuosos” o sólo a los “viciosos”, con una dialéctica excluyente. En
cambio, la libertad es una capacidad de elegir bien o mal (Suma de Teología,
I, q. 83, a. 2, c in ne)7.
Eliminada toda posibilidad de ser considerado un hábito, queda solamen-
te que sea una potencia. Si bien las potencias, no se identican con el alma,
son, sin embargo, los principios inmediatos de sus operaciones. Las potencias
son un proprium de la naturaleza (Suma de Teología, I, q. 77, a. 1, c y ad. 5).
Una objeción, partiendo de la denición de la libertad como un libre jui-
cio, la considera simplemente un acto. No un acto primero, identicable con
la esencia del alma, sino acto segundo, es decir, con una operación. El acto
como operación es una realidad pasajera, responde Tomás, mientras la liber-
tad como potencia es algo permanente. El libre juicio signica tanto el acto
como la potencia; el acto permite conocer la potencia y darle nombre (In IX
Metaphysicorum, lec. 7, nn. 1845-46).
Otra objeción pone en duda, desde una perspectiva teológica, que la liber-
tad sea una potencia, porque las potencias son estables. En cambio, la obje-
ción constata, con la autoridad de san Agustín8, que por el pecado se pierde
la libertad, con lo cual la misma no puede ser potencia. La expresión agus-
tiniana, según Tomás, tiene un contenido moral y no antropológico, porque
7
San Agustín dice: “Liberum arbitrium est quod eligitur bonum vel malum” (De correctione
et gratia, I, 2).
8
“Quo homo male utens libero arbitrio et se perdidit et ipsum”. Santo Tomás lo interpreta,
siguiendo a Pedro Lombardo, como una pérdida parcial y no esencial. Cfr. In II Sent. d. 25,
a. 1, obj. 4 y Pedro Lombardo, Sententiae in IV libris distincta, d. 25, c. 7. Para el texto de S.
Agustín: Enchiridion, c. 30.